Los días 15 y 16 de junio se conmemora uno de los episodios más horribles de nuestra historia reciente, la llamada Operación Albania o Masacre de Corpus Cristi. Tras el fallido atentado al dictador Pinochet en septiembre de 1986, la Central Nacional de Informaciones conocida como CNI en represalia ante los hechos, se dedicó durante nueve meses a seguir y vigilar a militantes del Partido Comunista, del frente patriótico Manuel Rodríguez y ayudistas del MIR. Organizados bajo el mando del mayor Álvaro Corvalán y el entonces director de la CNI, Hugo Salas, se cometieron cinco asesinatos a distintas horas y en diferentes lugares de la ciudad de Santiago el día 15 de junio y ocho crímenes colectivos el día 16 de junio. Los agentes de Estado realizaron un montaje intentando hacer pasar la masacre por un enfrentamiento armado. Para ello les pusieron armas en sus manos a las personas asesinadas, se eliminaron casquillos de bala para que no existieran pruebas, se planeó con anticipación la presencia de un equipo de televisión para grabar y editar imágenes difundidas a la prensa y se disparó a los muros para simular un enfrentamiento con la policía. Aunque en el año 2007 Álvaro Corvalán recibió una pena de 15 años y un día y el ex director de la CNI fue condenado a cadena perpetua, el horror que ha quedado en la memoria de toda una generación no podrá ser jamás compensada. Nada ni nadie está olvidado.